## Introducción
La Era del Capital es el nombre que acuñó Eric Hobsbawm para referirse al periodo comprendido entre 1848 y 1875. Según el autor, en esta época se masificó el concepto de **capitalismo** y la palabra clave fue **progreso** (pp. 13, 16).
## 1 / La primavera de los pueblos
Entre el reinado de Luis XVI (que cayó con la revolución de 1789) y la instauración de la Tercera República en 1870, Francia experimentó varios cambios de régimen. Por ejemplo, tras la caída de Napoleón en 1814, la monarquía volvió a Francia.
Por esta época, las revoluciones eran llevadas a cabo principalmente por trabajadores pobres. El hambre producía un descontento masivo que terminaba manifestándose en movimientos revolucionarios que buscaban un cambio radical (p. 27).
Según Hobsbawm, los pobres no configuraban una alternativa política simplemente por una falta de organización y una inmadurez ideológica. El socialismo surge precisamente a través de la concientización de los obreros que, en cierto punto, adquieren lo que el marxismo denominaría “conciencia de clase”. Su aspiración era construir una sociedad distinta del capitalismo (pp. 33, 35).
## 2 / El gran boom
La fórmula para el crecimiento económico en el contexto de “la era del capital” fue el liberalismo económico, cuya instauración no se limitó únicamente a aquellos estados donde triunfaba el liberalismo político. Una de sus manifestaciones principales fue la eliminación de los gremios, para pasar de un sistema en que reinaban ciertos derechos colectivos (propios del gremio) a derechos individuales (atribuidos al trabajador como sujeto individual) (p. 48).
La masificación del liberalismo económico se vio pronto opacada por procesos de crisis como la Gran Depresión de 1873-1896 y la posterior de Gran Depresión de 1929-1934 que aún peor. El liberalismo económico vivió así procesos de auge y caída en muy pocas décadas. A pesar de estos problemas, es a partir de este proceso de industrialización masiva que nace realmente una “economía interactiva mundial” (pp. 52, 58-59).
## 3 / La unificación del mundo
Durante el periodo en estudio hubo dos tecnologías que hicieron la diferencia: el vapor y el telégrafo. Entre 1848 y 1875 se construyeron miles de kilómetros de vías férreas, lo que posicionó al ferrocarril como el complemento perfecto para las vías marítimas. El telégrafo también logró “acercar” puntos lejanos del globo, haciendo que las comunicaciones fueran mucho más inmediatas (pp. 65, 69).
Paradójicamente la división y rivalidad entre los estados-nación (concepto que surgió también en esta época) se tradujo en el desarrollo que posteriormente contribuyó a la unidad del mundo (p. 77).
## 4 / Conflictos y guerra
A pesar de que hubo múltiples guerras locales (y alguna que otra más importante, como la de Crimea), el periodo entre 1848 y 1875 fue uno de relativa paz. Y si se le compara con lo que vendría en el siglo XX, no hay duda de que fue un periodo muy tranquilo (p. 88).
La superioridad del mundo desarrollado sobre el subdesarrollado quedó claramente demostrada. Japón es la excepción que confirma la regla: fue el único país “no blanco” / “no occidental” que alcanzó un desarrollo tecnológico relevante (p. 90).
## 5 / La construcción de naciones
La formación de los estados-nación tuvo como antecedentes la posesión de un territorio y un idioma. En este sentido, la masificación del acceso a la educación fue clave porque ayudó en la construcción de un idioma nacional que fuera hablado y escrito por el pueblo, junto con la imposición de los valores de la sociedad. Los puestos de trabajo públicos y el servicio militar con reclutamiento obligatorio fueron otros factores determinantes (p. 105-107).
> [!warning] Advertencia
> Parece un capítulo demasiado relevante como para tener tan pocos apuntes. La construcción de los estados-nación sienta las bases para el desarrollo histórico del siglo XX. Es probable que sea necesario releerlo con foco en la relación entre los conceptos de “nacionalismo” y “estado-nación”
## 6 / Las fuerzas de la democracia
Durante la segunda mitad del siglo XIX cobra fuerza el movimiento obrero. Marx, a través de su obra, sienta las bases para la lucha del proletariado contra los capitalistas. Aunque es un hecho que suele pasarse por alto, él sabía que este sería un proceso de largo plazo (p. 22, 26).
## 7 / Los perdedores
Hacia fines del siglo XIX cobró fuerza el nacionalismo indio. Los indios, colonizados por Gran Bretaña, se levantaron contra su colonizador porque vieron una amenaza en la destrucción de su cultura por los extranjeros. Según Hobsbawm, el problema se precipitó por la velocidad con que los ingleses intentaron instaurar los cambios (pp. 135-136).
El principal problema de este periodo se encuentra en el contraste generado entre la opulencia de unos y la pobreza de otros. En cierto sentido, la diferencia entre los países desarrollados y aquellos más atrasados se hizo demasiado notoria (p. 144).
## 8 / Los ganadores
En los Estados Unidos se libraba una guerra civil. Por un lado, estaban los colonos libres y el capitalismo del norte y, por otro, la sociedad esclavista del sur (p. 148).
El proceso de occidentalización de Japón podía verse de dos maneras: como una revolución fundamental en términos de principios y valores o como el camino hacia un Japón fuerte. Aunque no hubo revolución, Japón se transformó en una potencia moderna que sería relevante para el mundo (p. 163).
## 9 / Una sociedad en transformación
El anarquismo encantó especialmente a los artesanos, obreros y trabajadores rurales que vieron en él la posibilidad de deshacerse de la superestructura del Estado y construir países constituidos por municipios autónomos. Me parece que el anarquismo proponía una suerte de retorno al gremialismo (p. 170).
En 1871 tuvo lugar la Comuna de París, un empeño breve de un par de meses por el que según los socialistas marxistas se instauró la primera “dictadura del proletariado”, aunque no existe consenso en relación a esto. Lo que sí se puede asegurar es que fue un experimento que buscaba establecer una pequeña comunidad autogestionada (p. 176, Wikipedia).
## 10 / La Tierra
Mientras que las grandes haciendas tenían como objetivo principal la venta de la producción, los campesinos buscaban la autosuficiencia. En general, no producían excedentes sino que realizaban un “cultivo de subsistencia” (pp. 195-196).
A pesar de la diferencia entre ricos y pobres, en algunos países como Hungría, los siervos alcanzaron la libertad sin poseer la tierra. En otros, donde la servidumbre duró más tiempo (como Rusia y Rumanía), el campesinado constituía una masa homogénea, descontenta y potencialmente revolucionaria (p. 196).
Con la institución del liberalismo a mediados del siglo XIX, las grandes entidades comunales comenzarón a fragmentarse, pasando de una propiedad hacendada a una propiedad individual. La expropiación de la tierra se basó en la codicia: los gobiernos podían obtener ganancias a partir de su venta, mientras que colonos y especuladores ganaban acceso a tierra barata (p. 197).
## 11 / Las migraciones
Durante este siglo tuvo lugar el fin del esclavismo a nivel global. La armada inglesa funcionó como una especie de gendarme que vigilaba los mares con la intención de combatir la trata de esclavos africanos. En un mundo dominado por el liberalismo, los traficantes de esclavos se transformarían en empresarios de la migración (pp. 203, 209).
La revolución del vapor en el transporte (ferrocarril y barco) hizo posible los viajes por placer de forma segura y regular (las diligencias solían ser presa del bandidaje). Si otrora las personas solían morir en el mismo lugar donde habían nacido sin salir nunca de allí, entonces la migración se hizo mucho más fácil (pp. 211-212, 216).
## 12 / Ciudad, industria y clase obrera
Hacia fines del siglo XIX se fue haciendo más y más común la “Gran Ciudad”, ciudades que tenían más de 200 mil habitantes. Había una nueva forma de vida que combinaba el trabajo industrial con la residencia en la ciudad. Asimismo, “ciudad” pronto se convirtió en sinónimo de hacinamiento (pp. 218, 220).
Los empresarios buscaban mantener al obrero pobre para hacer patente su inferioridad de clase. Se proveía alimento en cantidad y calidad suficientes, vivienda, vestimenta y salud; pero nada más. ¿De aquí el concepto de “desclasado” que usamos hoy para referirnos a aquellas personas que dotados de cierto bienestar económico se sienten como si pertenecieran a una clase superior? (p. 227).
La migración desde el mundo rural al urbano trajo consigo un fenómeno de carestía importante. Esta se producía principalmente por tres motivos: tener hijos, volverse anciano o jubilarse. A diferencia del campesino que sabía lo que haría toda su vida hasta morir, una vez que el obrero se volvía “inútil” para el mundo laboral industrial, su subsistencia se convertía en un problema (pp. 229-230).
El fracaso de la revolución como mecanismo para alcanzar los objetivos comunes de la sociedad sirvió como ejemplo para mostrar que no existían atajos agitados hacia el progreso (p. 235).
Pareciera que en esta época la religión vuelve a cobrar fuerza en tanto constituía una forma de alivio en la lucha por la supervivencia aunque el abismo entre obreros y burgueses era insalvable —sus modestas aspiraciones ni siquiera alcanzaban a la clase media. A pesar de todo, la expansión capitalista hizo realidad un pequeño pero genuino progreso para la clase obrera (p. 238).
## 13 / El mundo burgués
Por esta época nacieron ciertos valores o principios burgueses que persisten hasta el día de hoy. Por ejemplo, el reconocimiento de los objetos como símbolo de estatus, de modo que el burgués demuestra sus conquistas gastando (pp. 240, 245).
Mientras que los obreros usaban el movimiento de masas para conseguir lo que querían, la burguesía usa los grupos de presión (p. 253).
El burgués se caracterizaba por su poder para influir sobre otros. Cuando necesitaba algo, recurría a otros individuos (alcalde, diputado, ministro, amigo, etc.) (p. 253).
## 14 / Ciencia, religión y tecnología (260)
> [!info] Aclaración conceptual
> El concepto de utilidad marginal se refiere al beneficio o satisfacción que obtiene el usuario a partir de la adquisición de un producto y que se va volviendo cada vez menor a medida que aumenta el número de unidades adquiridas (p. 271). Así, cada unidad adicional proporciona menos satisfacción que la anterior. Es decir, no se refiere como creía erróneamente a los beneficios que consigue el empresario, sino a la percepción de valor del cliente.
La antropología intentó probar por la vía científica que existían razas más cercanas a los monos que, en consecuencia, eran inferiores a otras. En particular, las clases altas pertenecían a una suerte de “humanidad superior” cuya condición se preservaba a través de la endogamia y, por el contrario, se ponía en riesgo cuando estos individuos se mezclaban con las clases más bajas (pp. 274, 276).
A medida que los científicos fueron aboliendo el estatus especial del ser humano frente al resto de las especies, el intelectualismo llevó a una expansión del ateísmo, el agnosticismo y el anticlericalismo. Dios no solamente fue olvidado sino que empezó a ser fuertemente atacado, al punto que se le sacó de los asuntos públicos (secularización) para relegar el asunto de la religión a la esfera de los asuntos privados. Sin embargo, esto no condujo a un “fin de la religión” por el miedo a que se perdieran los valores y la moralidad (pp. 268, 280, 283).
## 15 / Las artes
La novela como género literario logró captar bien el surigimiento y crisis de la sociedad burguesa (p. 281).
El desarrollo de la tecnología, por ejemplo, de la fotografía y los métodos de reproducción mecánica, afectó al arte (p. 293). Ya no se necesitaba que un artista pintara, confeccionara o escribiera un producto, sino que podían generarse múltiples copias y ponerlas al alcance de un público mayor.
En este periodo surgió lo que se conoce como el realismo naturalista que consiste en pintar lo que se ve y no una idea o un juicio de valor generado a partir de un cierto objeto. Sin embargo, la búsqueda de la objetividad perfecta fracasó ante la subjetividad total, en tanto esta última sería el factor que explica la originalidad (p. 302).
En el arte, “mejor” o “superior” no es sinónimo de “más reciente”. Si una obra artística tiene una cierta calidad, otra elaborada cien años después no necesariamente será mejor que la anterior solo por el hecho de ser más nueva (p. 304).
## Conclusiones
A fines del siglo XIX sugieron una serie de partidos y movimientos obreros independientes. También aparecieron grupos antiliberales y antisemitas. Todos estos constituirían los fundamentos sobre los que se erigiría el devenir del siglo XX con los totalitarismos, guerras y crisis (p. 315).
El progreso, que siguió generando momento durante el transcurso de la revolución industrial, continuó con la forma de sociedades burguesas, capitalistas y liberales. La Gran Depresión (en particular la de 1923) sería simplemente un “entreacto” (p. 317).